Una ventana en febrerillo "el loco"

Después de ver el viernes de medio temporal de Levante, mis esperanzas de navegar el sábado se disiparon. Ni siquiera recordaba que había medio quedado con un nuevo integrante de los kayakeros: Miguel Manotas.

Así que cuando me llamó a las 9 para ver si me acordaba me animé, me equipé y me fui para allá a ver qué tal. Lo peor que pudiera pasar es que tomáramos café y nos volvieramos para casa como habíamos venido.

Cuál fue mi sorpresa aún en casa cuando vi que la previsión había cambiado a un suave mar de fondo. Al menos durante unas horas. ¡Yuuuuhuuuu! O más castizo: ¡Olé!

Allí me encontré, como otras veces, con alguien que sólo conocia de un par de correos y llamadas telefónicas: Miguel Manotas, zamorano nacionalizado murciano y Porteño consorte.

Ajustamos el aquanaut a su envergadura y, una vez constatado que ninguno de los dos estamos pletóricos, decidimos ir hasta la primera piscifactoría. Con bastante recelo de un posible cambio repentino con la subida del viento de las 11. Una cosa es al previsión y otra es la fé.

Hoy sí que he traido la cámara de fotos para registrar la fea columna que decora desde hace un tiempo el skyline del Puerto. Hoy no es tan impresionante como el otro día. Pero ahí está.


Algunos tenemos que redecorar nuestra vida para que muchos tengamos luz en nuestras casas.

Despúes de un tranquilo paseo de hora y media en un agua casi aceitosa, volvemos a puerto para encontrarnos a un par de kayakeros más menos madrugadores.

Recogida y refresco.

He navegado dos veces en una semana. ¡No me lo creo ni yo!