viernes, 24 de abril de 2009

L'Oceanografic


Y como no hay dos sin tres, el mes pasado también estuve, también de nuevo, en el Oceanográfic.

Entramos a la hora de comer y comimos en el restaurante submarino. Afortunadamente no pagaba yo. Para comer viendo pasar jureles tampoco te pueden sangrar de esa manera.

Y fuera no se come demasiado bien en ninguna parte.

Una vez repasado lo malo, hay que decir que me gustaría tener el bono anual para ir de vez en cuando a ver tranquilamente las maravillas que allí se encierran.

Los peces luna cara a cara. Los marrajos vistos desde abajo. Los cirujanos.

Los cirujanos ya los vi cara a cara en su casa. Con solo agua por medio. Pero esa es otra historia. Otra bella historia.

El Oceanográfic vale la pena. A las fotos me remito. Y no hacen justicia.

Ójala a mis perlitas les siga gustando y tenga una excusa siempre para ir de cuando en cuando.

Y además es fácil aparcar. Incluso sin pagar.

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